La Familia, Uruguay y la Playa…cuántas preguntas
A partir de una escena real de verano reflexionaré, cuestionaré y dejaré planteadas un monto de preguntas para que cada uno piense y discuta con su entorno.
Si son curiosos sigan leyendo, si están aburridos sigan leyendo y si quieren una invitación para pensar sigan leyendo.
El otro día, aprovechando mis vacaciones, en una playa de Uruguay, vi algo que llamó poderosamente mi atención…una típica familia, de cuatro integrantes, con dos niños los cuales supongo que tenían unos cuatro y dos años.
La naturalidad y normalidad de la situación que estaba viendo despertó un montón de preguntas. Es por eso que quiero compartir esto con cualquier incauto lector y ver si tienen las mismas preguntas o mejor aún buenas repuestas.
Empecemos. En lo que podía ser una mañana cualquiera, de sol y calor, dos padres jóvenes, con sus hijos al lado, llegaban a la playa, y como debe ser la realidad de muchos, muy cargados de cosas: sillas, bolsos, protector solar, pelota, botellas de agua, juguetes, y una sombrilla azul para cuidar a los niños mientras juegan en la arena.
Lo primero que llamó mi atención fue la buena coordinación que había en la pareja, se movían casi sin necesidad de hablar, cada uno sabía qué papel le tocaba para desplegar el “operativo playa”. Mientras la madre acomodaba las cosas, el padre empezaba el trabajo de colocar la sombrilla azul, bajo la atenta mirada de los niños.
Aunque era temprano, y dentro del horario recomendado para tomar sol, el cuidado y la preparación de esos padres no era improvisado, tenían todo organizado y pensado.
La sombra, que generaba la sombrilla, delimitaba el espacio que los padres querían que los niños utilizaran mientras estaban en la playa.
La vivencia familiar transcurría, supongo, de acuerdo a los planes de los adultos. Los niños, protegidos por esa sombrilla azul, se encontraban junto a su padre jugando y construyendo, bajo la atenta mirada de la madre, castillos de arena.
Con el paso de los minutos el menor de los hijos se dio cuenta que en la playa había muchas más cosas para ver, conocer y experimentar. En consecuencia, primero empezó por dar unos pasos hacia el sol, y eso hacia que el padre lo fuera a buscar, para traerlo de nuevo bajo la sombrilla.
Claramente, el menor no entendía porque había que estar ahí dado que había tanto por ver y explorar fuera de ese espacio delimitado. En tanto, su hermano mayor seguía muy concentrado jugando y construyendo castillos de arena, no encontrando interés en lo que hacía el pequeño.
Luego de varias idas y vueltas, y un par de tropezones, el pequeño, bajo la atenta mirada de los padres, se alejó de la sombrilla, vio agua vivas en la arena, caracoles, piedritas de colores y otras personas a su alrededor. En este caso fue la madre quien se acercó, mientras el padre seguía con el hermano mayor construyendo y jugando.
A la distancia, con solo mirarse, los padres se entendían y comunicaban de una forma esplendida, lo cuál obviamente atrapó mi atención.
Pasado un rato, el menor volvió a juntarse con su hermano bajo la sombrilla y juntos empezaron a jugar y construir. Al principio, les costó un poco dado que uno se había acostumbrado a hacer las cosas solo y el otro venía con muchas ideas nuevas y tal vez le costaba entender que se estaba haciendo o se hacía debajo de esa sombrilla azul. No obstante, los hermanos se acoplaron bien.
Luego de un buen rato, de nuevo, el hijo menor salió de aventura, la madre lo siguió de cerca para cuidarlo y al poco tiempo fue el hermano mayor, junto a su padre, quien siguió al resto de la familia que ahora estaba cerca de la orilla. Ahora todos estaban juntos y felices.
Dada esta situación, ¿Qué preguntas se les ocurren? ¿Qué respuestas tienen?
Algunas preguntas:
Sobre los padres:
¿Cómo esa pareja había desarrollado tal nivel de comunicación y entendimiento siendo tan jóvenes? ¿Hace cuánto tiempo estarían juntos?
Y si el contexto separa, ¿Cómo cuidar esa conexión y amor?
Sobre los niños:
Si la zona de la sombrilla es dónde hay que estar, ¿Cuándo hay que salir? ¿Para qué hay que salir? ¿Y quién debe salir primero?
¿Qué hacer si la nueva generación no está en condiciones de cargar, poner y sostener la sombrilla? ¿Cómo se transmite algo que no se puede explicar o practicar?
¿Y si el niño ve más que lo que ve el adulto? ¿Y si el niño está haciendo más de lo que piensa el adulto?
Sobre los castillos de arena:
¿Será que lo necesario ya está construido en Uruguay? ¿Qué queda realmente por hacer que no haga perder la esencia o la tradición? ¿cuáles son los “castillos de arena” que estamos haciendo? ¿Estamos fortaleciendo o debilitando a la nueva generación?
Sobre la persona
Y si existe una persona que debajo de una sombrilla azul puede imaginar un mundo con y para su Familia, ¿Qué clase de persona sería? ¿Qué haría con su vida? ¿Por qué sería diferente a cualquiera de nosotros? ¿Sería capaz de hacer ese mundo realidad? ¿Cuánta gente necesitaría a su lado para construir esa realidad?
Sobre la Playa
Y si aquel que ve una playa “vacia” no ve nada… y no entiende la real profundidad conceptual, capacidad y visión de largo plazo de todo aquello que está ahí, ¿Qué hacer?
¿Qué pasa si no se entiende que cada día la playa cambia gracias a que no hay infraestructura fija dentro de la playa, reposeras, quinchos, hoteles, decks, etc.?
¿Se valora el poder ir gratis a una playa?
¿Se valora que cualquier persona, sin importar su condición social o educación, pueda ir a cualquier playa?
¿Se aprecia lo bueno de que no haya divisiones o zonas delimitadas en la playa?
Y que cualquier persona, se pueda sentar al lado de otro, es algo a cuidar y mantener ¿No?
Y qué pasa si no se entiende que gracias a que otros vieron, hicieron y protegieron todo eso antes, es posible disfrutarlo hoy… ¿Qué hacer? ¿Cómo seguir?
Sobre Uruguay
Y si Uruguay es justamente todo eso… la sombrilla, la playa, la Familia…¿Quién lo ve? ¿Quién lo escucha? ¿Quién habla? ¿Quién lo cuida y siente? ¿Quién lo imagina y proyecta con cuidado y dedicación? ¿Quién lo hace posible?